Llegado a la Presqu'île en 1986, Yves-Marie es bretona por matrimonio y un poco también por la sangre. Su papel es mantener, reparar, pero participa activamente en el hogar semanal y en el mantenimiento del jardín. Con Dominique, corta los árboles y llena el cobertizo de madera. Pero, sobre todo, es él quien, cada mañana, cuelga en la puerta de entrada los pasteles y el pan fresco que ordenó el día anterior.

Dominique creció junto a la propiedad. Instructora de entrenamiento de equitación, alquiló la villa por primera vez en 2006. Ella maneja completamente la parte administrativa y está completamente involucrada para presentarle una casa y un jardín impecables. No deja que nadie le dé la bienvenida y sigue siendo ella quien se da cuenta de las especialidades bretonas que se ofrecerán durante su estadía.